...Y LLEGAMOS A FELICIAEn
abril de 1877 es fundada una nueva colonia denominada FELICIA,
ubicada a unos 30 kilómetros hacia el norte de Pilar, según lo consigna una
nota del periódico “El santafesino” de esa fecha en la página 3 y en
ella se relata lo siguiente:
Posteriormente
Lehmann, quien era el administrador principal designado por el Dr. Palacios,
decide alejarse de dicha tarea por no compartir el criterio de Palacios en
cuanto al trato con los colonos. Inmediatamente asume en su lugar Enrique Senn. En
esa época Palacios hace publicar en el periódico “El Colono del Oeste”. Que
dirige Guillermo Lehmann, el siguiente aviso:
Al
enterarse del aviso Lorenzo Ropolo, que ahora está sin la ayuda de su
hermano Bartolomé, a quien no le agrada la vida del campo y se volvió a Italia,
decide comprar en Felicia, al éste de la Colonia, 10 conseciones al contado. Enrique
Senn, siguiendo la norma tradicional de Guillermo Lehmann, le adjudica gratuitamente
dos amplios lotes en la naciente localidad, cerca de la plaza donde posteriormente
se levanta un edificio. Además por la compra y como la calle ancha que parte de
la plaza hacia el este le disminuye (ó
quita) a Ropolo una franja de tierra, Senn de su propia iniciativa le rebaja a
Lorenzo Ropolo $ 50 Bolivianos, comunicándoselo posteriormente a Pedro
Palacios, pero éste desconoce el proceder de Senn y lo carga a la cuenta de Lorenzo.[1] Los
colonos de Felicia traían de Esperanza y algo de Pilar, los comestibles, artículos
para el hogar, ropa, etc. con la diligencia por caballos por el señor Zanetti,
quien recorría el doble trayecto una vez por semana. Entre las cosas que traía
la diligencia se encontraban seis periódicos de “la Voz del Oeste” para
sus suscriptores y uno más para E. Senn. Eran
años muy duros para estos primeros pobladores de esas tierras santafesinas aún
incursionadas por tribus de indios abipones, gauchos pendencieros y ladrones. Muchas
veces las inclemencias del tiempo deparaban a los colonos no pocas sorpresas,
como la de agosto de 1880 cuando se abate sobre la zona de Felicia una gran
tormenta de granizo como “huevos de gallina”pasando techos de paja de los
ranchos de adobe e incluso matando una 35 ovejas. Tal fue esta granizada que en
algunos lugares alcanzó los 15 cm. De alto. Un poco más tarde en el mes de
octubre, la creciente se lleva el puente del arroyo “Las Prusianas”, y por lo
tanto no se puede viajar a Humbolt, ni a Esperanza a buscar mercaderías, según informa
el Señor Santiago Reuteman, vecino del lugar. Posteriormente con el aporte de
los agricultores, entre ellos Lorenzo Ropolo prometen abonar $ 1,50
Bolivianos por cada conseción de tierra a la firma “Schneider-Ferrero” de
Esperanza, para reconstruir el puente. En
unas de esas notas, Enrique Senn informa a Pedro Palacios que la localidad de
Felicia tiene 160 habitantes, según un censo realizado por el mismo sobre seis
(6) leguas cuadradas [2].
Y se componía de la siguiente forma: Italianos................................................ 63 Suizos.................................................. 17 Alemanes............................................... 4 Español.................................................. 1 Otros “hijos
argentinos”....................... 75 Los
“hijos argentinos” era nacidos de los mismos inmigrantes pero ya se
consideraban argentinos. En
el nuevo campo de los Ropolo se obtienen buenas cosechas, como así de
otros agricultores, lo cual estimula la compra de campos, ganados, caballos,
nuevos elementos para el agro. La familia tiene algunas yeguas que son usadas
en corrales redondos para pisar las espigas, mientras se aventaba con
horquillas y después se zarandeaba, para terminar de embolsar los granos y
coser a mano las bolsas de arpilleras y por último proceder a realizar la
estiba de las mismas. Tal
fue la cosecha de esa época que Enrique Senn pide por carta de fecha 1 de
febrero de 1882 a José Terragni, comerciante de Esperanza el envío con “Urgencia”
de tres carretas con suficiente número de bolsas de arpillera y madejas de
hilos. La
familia de Lorenzo Ropolo y Angela Ferrero se sigue agrandando y
es así que el 11 de noviembre de 1893 nace el último hijo, al que le dan
el nombre de Lorenzo (h), quien posteriormente fallece más tarde en
Buenos Aires víctima de una enfermedad desconocida.
Fue bautizado en la Iglesia de Esperanza el 21 de diciembre de 1883, siendo sus
padrinos Valentín Norqueti, y Antonia Nolazi. En
el verano de 1883 Lorenzo Ropolo lleva parte de su cosecha al “molino de
agua” de José Mauer, que está ubicado junto al Arroyo “Cululu”, como posteriormente
lo hace en los molinos de Felicia, en especial el “Molino Storti”, instalado
cerca del pueblo. Pasada
la temporada de cosecha, precisamente el 3 de abril de 1893 siendo
capellan José Imboden se unen en matrimonio Ana Ropolo, de solo 16 años,
con Vicente Rochia de 23 años, italiano, hijo de Domingo Rochia,
viudo, italiano, ya establecido en la zona desde hacía unos años. Un
mes más tarde, el 26 de mayo de 1893
se casan luego de casi 17 años de convivencia, en la Capilla de la
localidad: Lorenzo Ropolo, y Angela Ferrero, siendo testigos los
señores Juan Imboden u Alfonso Zumtangwald, ambos de origen suizo. Todo ello se
acompañó de una importante fiesta con amigos y familiares. Sin
embargo, el recuerdo de este hermoso acontecimiento se ve empañado meses más
tarde cuando el 4 de octubre de 1894 deja de existir el colonizador de
tres poblaciones del oeste santafesino: Lorenzo Ropolo. Las causas son
desconocidas. El acta de defunción se transcribe a continuación, y se resalta “en
negrita” lo que se escribió a mano, no estando preimpreso.
Angela Ferrero, ahora viuda, junto a sus hijos Manuel
Antonio de 14 años, y Lorenzo (h) de 11 años, continúan con
las labores propias del campo que heredaron. El
9 de mayo de 1906, a la edad de 65 años y luego de una prolongada enfermedad (nefritis
crónica), fallece en Felicia, Angela Ferrero. |